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Oct 20, 2023Liked by Guadalupe Nogués

¡Muy bueno! Y, de paso, súper relevante para un ensayo que estoy escribiendo sobre la importancia casi urgente de recuperar como sociedad la capacidad de conversación.

Arriesgándome a entrar en un terreno mmmmuy delicado, yo haría un poco más de zoom en la noción de que "con un nazi o un terrorista no se conversa". Definitivamente estoy de acuerdo con que la democracia no haga espacio para esos niveles de extremismo; después de todo, como cualquier sistema, tiene sus reglas, que admiten algunas cosas y dejan afuera otras, y eso está bien.

Pero también creo que una parte del problema de la polarización social que estamos viviendo tiene que ver con la sobresimplificación y generalización burda en la que caemos todo el tiempo, todos los días, sin darnos cuenta. Donde, si no te manifestás abierta, explícita y acaloradamente en contra de Hamas, entonces sos antisemita; o si no emitís opinión sobre el movimiento feminista, entonces sos cómplice de la opresión machista.

Siguiendo esa línea, en pos de tener conversaciones más lúcidas y constructivas tal vez sea necesario desglosar el monolito de, por ejemplo, "persona nazi" (o machista, o terrorista) moviendo un poco del énfasis de "nazi" a "persona", y contemplando los matices que se abren ahí*. No con la intención de atenuar la gravedad de una postura tan alevosamente oscura como el nazismo, ni mucho menos para buscarle un lugar dentro de un sistema en el que simplemente no tiene cabida; pero sí para encontrar el piso común desde el cual sostener un ida y vuelta con esa otra persona. Un ejemplo obvio tal vez sea el hecho de los cuadros que pintaba Hitler: ¿es válido decir que su técnica en acuarela era pésima porque él sostenía opiniones políticas fascistas? Yyyy, a mí me parece que no. Pero también sería sumamente polémico twittear "che qué groso era Hitler pintando". Ese margen para los entresijos propios del ser humano (que gracias, entre otras cosas, a las redes sociales, se vuelve cada vez más fino) me parece crucial para sostener el debate y el pensamiento crítico.

*En mayor o menor medida, es algo que casi todes hacemos con nuestros abuelos. El mío, al menos, pasa sus días gritando a los cuatro vientos cuánto desea que vuelvan los militares, cuánto odia a "los putos", y qué aberrante le parece que las mujeres hagan algo que no sea lavar y cocinar; también, es cariñoso con sus nietos y nietas, disfruta de hacer deporte, le encanta la música y me enseña Tai Chi. Es a fin de cuentas una persona, y mi vínculo con él, mientras quiera tenerlo, dependerá de nuestra capacidad de encontrarnos en esos puntos comunes, como la música y el deporte, y de tener la claridad de que tener una relación mínimamente armoniosa con él no me hace machista o de ultraderecha, ni él se mimetiza con mi feminismo por hablar conmigo.

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Oct 13, 2023Liked by Guadalupe Nogués

Felicitaciones Guadalupe. Leí hace años "La sociedad abierta y sus enemigos" , la obra donde Karl Popper expone su teoría de la "Paradoja de la Tolerancia". Hice hace un tiempo un artículo sobre eso. Mi aporte en este caso, sería mirar la nuestra Constitución. Su sabio artículo 18 , 19, 22 y tantos otros que son un verdadero decálogo de convivencia democrática. Reglas imprescindibles que deberían estudiarse mucho mas en los colegios. Adjunto un link al artículo sobre la paradoja de la tolerancia. https://drive.google.com/drive/u/0/folders/1M5qigKlOhmhgoC0tcH6di_672cVNhqeJ

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Buenísimo, gracias. A veces me parece que estamos tan sumidos en la coyuntura del presente, devolviendo pelotazos, que no logramos ver la imagen más completa, que es lo que necesitamos para, como sociedades, lidiar mejor con estas tensiones.

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