El progreso existe pero no es inevitable. Hay que hacer que ocurra
“El mundo es horrible. El mundo está mucho mejor. El mundo puede estar mucho mejor. Las tres afirmaciones son ciertas a la vez.”
Mucho de lo que sigue está inspirado en, y tomado de, Our World in Data (OWID), una extraordinaria iniciativa de Max Roser que empezó casi como un proyecto independiente, y que fue creciendo para convertirse en un sitio que nuclea datos, muy bien curados y analizados, sobre las condiciones de vida en el mundo a lo largo del tiempo. (Max Roser cuenta en 2 minutos cómo se gestó y creció OWID, en este video).
Hagamos este juego. Imaginá que te doy la posibilidad de cambiar mágicamente tu vida por la de alguien, al azar. Te vas a dormir, y a la mañana sos otra persona viva en este planeta, en este momento. Te despertás con los recuerdos de esa persona, su familia, su idioma, su edad. Todo. Y no recordás quién eras antes. ¿Qué decidís hacer? Quizá si tu vida actual te resulta particularmente difícil, y percibís que la del resto es mejor, decidas cambiar de vida con la esperanza de que la lotería te dé una vida más disfrutable. Pero puede que quieras quedarte con la vida actual. (Pensá tu respuesta, y no te olvides de lo que decidiste).
Ahora cambiemos la escala espacial. En vez de una persona cualquiera del mundo, que sea una persona de tu mismo país. O de tu ciudad. ¿Querés cambiar de vida con la de alguien de tu país o de tu ciudad, al azar? (¿Cambió tu decisión anterior?)
Hagamos otro cambio de escala. Ahora, lo temporal. ¿Cambiarías tu vida, al azar, por la de alguien del pasado? ¿Alguien que vivió hace 100 años, hace 500, hace 2.000, o hace 10.000? Y, lo mismo, pero pensando hacia el futuro, cambiar con alguien de dentro de 100 años, etc. ¿Elegís cambiar de vida? (¿Ahora cambió tu decisión respecto de lo que venías pensando antes?).
El progreso existe
Además de permitir largas charlas de fogón, este tipo de juegos ayuda a visualizarnos como parte de una continuidad humana en el tiempo y en el espacio, como parte de una red dinámica, como un personaje secundario más, en un mar de personajes secundarios. Y, en ese contexto, podemos vernos en relación a los otros: ¿cuán “bien” o “mal” estamos, frente a los demás? Más allá de las respuestas de cada uno al juego anterior, te digo algo: no querés cambiar tu vida por la de alguien del pasado. ¿Por qué? Sencillamente porque, antes, las cosas estaban realmente muy mal. O, lo que es lo mismo, ahora están mucho mejor.
Mirá, por ejemplo, estos logros de la humanidad en los últimos 200 años:
¿No es sorprendente la velocidad de mejora? Ahora, fijate dónde te ubicás en cada uno de esos paneles. Es evidente que, si cambiáramos al azar nuestra vida con la de alguien de hace 200 años, lo más probable es que nos vaya peor que ahora. Cosas que hoy damos por sentadas, antes eran rarezas, eran lujos.
Pero quiero que mires esto otro: ¿cambiarías tu vida por la de alguien que está vivo hoy? Puede ser, pero lo dudo. Si estás leyendo esto ahora, sos del grupo que mejor la está pasando en este momento en el mundo: no moriste antes de los 5 años, no sos pobre, sabés leer y escribir, etc.
En este punto, aparecen dos cuestiones. Por un lado, nuestra percepción subjetiva en la que quizás nos quejamos de temas personales o profesionales de nuestra vida, con momentos en los que sentimos que todo es demasiado complicado. Ahí quizá podemos llegar a jugar con la idea de cambiar de vida con otra persona, al azar. ¿Pero estaríamos dispuestos al riesgo de caer en el grupo de quienes hoy son pobres o no están alfabetizados?
Y acá aparece la segunda cuestión: ¡qué difícil es tomar conciencia de los tantos millones de personas en el mundo pasándola realmente mal, aun hoy! Esto, mientras nos reconocemos en el grupo de los que tuvieron suerte: solo un 14% de la población mundial no es pobre, todavía un 13% de los adultos no saben leer ni escribir, y poco más de la mitad de las personas vive en democracia. Con 8000 millones de personas vivas actualmente, ¿cuánta gente es esa?
El progreso no es inevitable
Si las cosas mejoraron, a nivel global, fue por el trabajo conjunto y colaborativo de los humanos que nos precedieron. Aprendimos a ser agricultores, y poco a poco la comida fue dejando de ser un recurso tan escaso. Controlamos metales y otros materiales, permitiéndonos construir herramientas con las que fuimos transformando nuestro espacio. Nuestras sociedades pudieron volverse más complejas. Desarrollamos tecnologías diferentes, desde la escritura que nos ayudó a transmitir cultura entre generaciones, pasando por la imprenta y la electricidad, hasta, más recientemente, las computadoras o la medicina moderna, que nos permitió aumentar sustancialmente nuestra probabilidad de supervivencia.
Gracias a la ciencia, fuimos generando conocimiento poco a poco, que fuimos compartiendo entre nosotros. A medida que logramos ir resolviendo mucho de lo esencial para nuestra supervivencia diaria, pudimos también desarrollar otros aspectos que hacen a nuestra humanidad, como el arte o la filosofía. Somos el único animal que puede preguntarse por su lugar en el planeta y en el universo.
No todos los cambios fueron buenos, es cierto. Es más, no todos los cambios que nosotros hicimos fueron buenos. La crisis climática y las cuestiones ambientales son solo dos ejemplos. Tampoco se dan las mejoras al mismo ritmo en distintas regiones del planeta. A veces, incluso si se ve una mejora a nivel global en algún eje, puede que en lugares específicos, a nivel local, eso mismo esté empeorando. Hay desigualdad, y guerras. Sí, queda mucho por intentar abordar y tratar de solucionar.
Así como necesitamos notar que mucho de lo bueno que pasó es gracias a nosotros, también tenemos que hacernos cargo de los problemas que fuimos generando. Pero la solución a esto no es menos colaboración, sino más. Es seguir viéndonos como una humanidad continua, pero aprender a iterar más rápido y mejor, de manera de poder ir corrigiendo errores a medida que aparecen, o a medida que los generamos.
Hay que hacer que el progreso siga ocurriendo
¿Qué te motiva más a la acción? ¿Pararnos en el presente, con los problemas en el estado actual, y mirar hacia el futuro? ¿O pararnos en el pasado y viajar mentalmente al presente, para reconocer que hubo progreso en estos años, con mejoras sustanciales, por ejemplo en combatir la pobreza?
¿Qué le pasa a la gente cuando se enfoca en el presente, sin mirar al pasado? A muchas personas, la mención permanente a los problemas actuales, algo que está exacerbado en la narrativa periodística del ciclo de noticias de 24 hs, les provoca tanta desazón que las lleva a la parálisis. La escala del problema, además, les da la sensación de que no pueden hacer nada, desde su lugar individual. Por otra parte, muy pocos creen que el mundo está mejorando. Es más, la mayoría de las personas creen que la proporción de pobres está aumentando, cuando en realidad ocurre lo contrario (link de OWID). En este contexto, es razonable pensar que no hay nada que podamos hacer.
Pero si miramos el pasado y lo comparamos con el hoy, y el progreso se vuelve así evidente, ¿no ayuda a ver que fuimos, como humanidad, capaces de hacer mejorar las cosas? Y, entonces, ¿eso no ayuda a ver que podremos seguir mejorando las cosas? Desde esta perspectiva, la pregunta no es por qué hay pobreza, sino por qué hay tan poca. La pobreza fue el estado normal de la humanidad hasta muy recientemente. Así que algo estamos haciendo bien.
El progreso es posible, y es importante pararnos en eso para salir de la resignación y el derrotismo, para darnos cuenta de que las cosas pueden estar mejor. Pero el progreso tampoco es inevitable, no es la evolución natural de los hechos. Esta situación “Ricitos de Oro” también es clave: no caer en el extremo del pesimismo absoluto (“nada va a mejorar, así que no hago nada”), ni en el extremo de la pasividad optimista (“todo mejora solo, así que no hago nada”).
Para que el progreso ocurra, tenemos que hacer que ocurra. Es una labor colaborativa, humana, en la que nos conectamos como red tanto en el espacio como en el tiempo. Conectamos con las otras personas que están vivas hoy, con las que vivieron antes y con las que vivirán mañana. Es la red de la que hablaba al comienzo, con el juego de imaginar que cambiamos nuestra vida por la de alguien elegido al azar.
En 2018, Max Roser escribió esto:
El mundo es horrible. El mundo está mucho mejor. El mundo puede estar mucho mejor. Es un error pensar que estas tres afirmaciones se contradicen entre sí. Tenemos que ver que todas son ciertas para ver que un mundo mejor es posible.
Max Roser ejemplifica esta idea con la mortalidad infantil:
El mundo es horrible: “En todo el mundo, el 4,4% de los niños mueren antes de cumplir los 15 años”.
El mundo está mucho mejor: “Los datos pueden ayudar a comprender la magnitud del cambio. Los historiadores calculan que, en el pasado, aproximadamente la mitad de los niños morían. Esto fue así hasta el siglo XIX, independientemente del lugar del mundo en el que naciera un niño. Es difícil de imaginar, pero la mortalidad infantil en los lugares más desfavorecidos es hoy mucho mejor que en cualquier otro lugar del pasado. En Níger, el país con mayor mortalidad en la actualidad, muere aproximadamente el 14% de todos los niños. Hace tan solo unas generaciones, la tasa de mortalidad era más de tres veces superior, incluso en los lugares más favorecidos.”
El mundo puede estar mucho mejor: “La región del mundo donde los niños tienen más posibilidades de sobrevivir a la infancia es la Unión Europea. La tasa de mortalidad en la UE es del 0,47%: el 99,53% de los niños sobreviven a la infancia. Para ver cuánto mejor puede ser el mundo, podemos preguntarnos cómo sería el mundo si esto se hiciera realidad en todas partes. ¿Qué pasaría si los niños de todo el mundo estuvieran tan bien como los de la UE? La respuesta es que morirían cinco millones de niños menos al año. El número mundial de víctimas mortales se reduciría de 5,9 millones a 0,6 millones.”
En un artículo reciente, Hannah Ritchie, parte del equipo de OWID, trabajó esta misma idea usando el ejemplo de la muerte materna durante el embarazo o el parto:
El mundo es horrible: “286.000 mujeres murieron por causas maternas en 2020”.
El mundo está mucho mejor: “Dado que en 2020 hubo 135 millones de nacimientos, calculo que 1,2 millones de mujeres habrían muerto por causas maternas ese año si estas tasas no hubieran mejorado. Las cosas están mucho, mucho mejor que antes.”
El mundo puede estar mucho mejor: “En Europa, la tasa de mortalidad materna fue de 8 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2020. Esto es unas 25 veces inferior a la media mundial. Si todos los países pudieran alcanzar los mismos resultados que Europa, 11.000 mujeres habrían muerto por causas maternas en 2020, una pequeña fracción de las 286.000 muertes que se produjeron.”
A nivel personal, ver esto dicho de esta forma me conmueve profundamente. Seguramente tiene mucho que ver con que toca fibras que me importan mucho, como lo relacionado al uso de evidencias y a la comunicación para trabajar sobre los desafíos que, como humanidad, tenemos todavía por delante. Pero, además, me inspira a la acción. Tengo muy claro que mi espacio de influencia es extremadamente limitado. La acción a la que me refiero es hacer lo que hago de la mejor manera que pueda, tanto en lo personal como en lo profesional, y tratando de no perder la perspectiva general.
Es cierto que la escala humana, la de la sociedad local y acotada que nos rodea, y la de las pocas décadas que duran nuestras vidas, puede volver poco relevante para nosotros pensar en el progreso a gran escala espacial y temporal. Los problemas son grandes, y graves, y van cambiando sobre la marcha, lo que requiere una gran capacidad de aprendizaje y adaptación de nuestra parte para poder seguir trabajando en atenuarlos. Pero ya logramos mucho.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Van solo algunas sugerencias, de muchas posibles. A nivel personal, podemos cuestionar nuestras propias ideas, cambiar hábitos que generan impacto, enseñar a otros lo que sabemos y convertir la indignación en acción. En comunidad, podemos participar en proyectos locales, apoyar iniciativas que promuevan el cambio y no dar por sentado nuestros derechos. Y a quienes toman decisiones, podemos exigirles transparencia, evidencias en sus políticas, planificación a largo plazo y responsabilidad por sus acciones.
Cada acción, por pequeña que parezca, suma. Lo que aprendemos de nuestra historia es que es posible cambiar el mundo. El futuro no se adivina. Se construye.
Brillante nota, y comparto al 100%. Probablemente podemos (y debemos) percibir a "el mundo horrible" porque "el mundo es mucho mejor", lo que nos lleva a luchar en mayor o menor grado por "el mundo que puede estar mucho mejor". Desde ya que tenemos retrocesos locales (locales geográficamente y/o temporalmente), pero en un análisis de más largo plazo, como muestra OWID, la humanidad ha mejorado notablemente. Entiendo que el desarrollo de la ciencia y la tecnología, junto con la lucha de muchas mujeres y muchos hombres, han sido un pilar fundamental de este progreso. Ahora bien, como decían los Redondos, "que podría ser peor, eso no me arregla"... Y por lo tanto, como bien decís, tenemos que unirnos para construir ese futuro. Y hacer acciones tan valiosas, como tus notas... ¡Gracias!
Uy que gran tema. La verdad, no quiero entrar en definiciones de tipo político, pero soy un firme convencido de que el "progreso" no es un fenómeno que sucede "espontáneamente". Coincido por eso con el artículo. Pero quizá con un enfoque diferente. La historia humana nos ha dado muchos ejemplos de largos períodos donde la humanidad no avanzó (la edad media , por ejemplo , o edad del oscurantismo muy bien llamada, es un ejemplo de ello: 1000 años perdidos). Mas recientemente, en el siglo XX tenemos un ejemplo de atraso en sistemas cerrados a la libertad . Luego de 70 años de comunismo, las diferencias en cuanto la progreso en la Unión Soviética eran tan grandes que hizo desplomar al régimen. La población en general no podía acceder a un auto, y los pocos que habían eran "copiados" en su tecnología. En fin. Creo que el progreso del cual hoy disfrutamos es hijo del "iluminismo" y de la organización política que se fundó a partir del constitucionalismo. EN otras palabras: "El motor del progreso " no existe por casualidad o por el simple paso del tiempo. Existe, cuando al energía creadora del hombre puede desarrollarse sin trabas. saluditos...